Dicen que las personas que han sufrido mucho a lo largo de su vida solo tienen dos finales: o se vuelven inmunes al dolor y dejan de sentir, o se vuelven hipersensibles. Pertenezco, sin duda, al segundo. Es como si para mí nunca hubiese dolor suficiente que me permitiese perder el sentir de una vez. No.. mi cuerpo absorbe el dolor como la tierra el agua: sin límites.
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