Amarga melodía como truenos que explotan en mi mente, el
dolor invade toda mi cabeza y nada lo calma, como si intentases parar una
tormenta, no se puede.
Mi cuello se va convirtiendo en una piedra que impide que el río siga su curso,
una castaña al fuego que se va quemando y quedando dura e inservible.
Siento que mis ojos quieren escapar del dolor, salir de sus órbitas y nadar a
la deriva.
Mis sienes aguantan un disparo constante que nunca cesa.
Este dolor me llena de miedo, porque ningún fármaco puede con él, porque suele
llegar para quedarse varios días, porque una vez llega se agarra a mi cráneo
como un parásito y no se suelta. Se aferra a mí, arrebatándome la ilusión.
Quiero llorar, pero no puedo. Quiero escapar, pero no puedo. Vivo entre
químicos que solo intoxican mi cuerpo aprovechándose de mi desesperación.
Si te gustó, echa un vistazo a estos otros poemas propios:
¿Por qué dejé de escibir poesía?
[Texto e imagen propias protegidas con derechos. Cualquier copia sin autorización se considerará un delito. Si ves este contenido en otras personas, te ruego te pongas en contacto conmigo. ¡Muchas gracias!]
Comentarios
Publicar un comentario