Mi mente cruda


Yo te juro que mi mente lo intenta, pero es como si el cuerpo no acompañase. Como cuando te levantas del sofá o la cama con una pierna dormida, das un paso con la pierna que está bien, y cuando intentas dar el paso con la dormida no es capaz de aguantar ni el peso ni realizar el movimiento, tropiezas y caes. Eso me pasa.
Estoy en la cama tirada, invadida por millones de pensamientos negativos, y quiero levantarme y hacer cosas pero no soy capaz, me pesa el cuerpo tanto que soy incapaz.. 
Recuerdos de cosas que hice mal, pensamientos de que por más que lo intente no voy a conseguir nada de lo que me proponga, que soy mala persona y por eso merezco estar sola, que soy tan mala persona que nadie debería estar cerca de mí porque solo voy a acabar haciéndoles daño a todos, que solo hago el ridículo cada vez que intento ir a por mis sueños, que no puedo confiar en nadie, que soy fea y tengo un cuerpo horrible, que soy tonta y no tengo conocimientos de nada, que hacen bien en echarme del trabajo porque al final nadie querría tener a alguien como yo en su ambiente laboral. ¿Te parecen fuertes? Uno de los últimos, y que más se está repitiendo últimamente es "Deja de hacer el ridículo, los sueños no se hacen realidad, no vas a conseguir nada nunca, déjate de tonterías y métete en una fábrica a trabajar para ganar dinero de verdad y olvídate de lo que te hace feliz porque tampoco mereces ser feliz". Así de cruda es mi mente. Nadie será más cruel conmigo que mi mente, jamás. Y realmente, cuando alguien me dice directamente algo feo (aunque normalmente lo dicen a mis espaldas porque la gente es así de cobarde), lo que me duele de verdad es que es algo que yo ya he escuchado de mí. Mi mente ya me había hecho ese comentario y las palabras de otra persona externa a mí cabeza es como una confirmación de que lo que pienso es verdad. Aunque no sea así, da igual, para mi mente lo es.
A veces no sé cómo soy capaz de aguantar todos los pensamientos cada día, realmente no lo sé. A veces también pienso si se irán algún día, pero es que los tengo casi toda la vida y solo han ido en aumento.. A veces reconozco que también pienso si merece la pena seguir luchando contra ellos..
Pero aquí sigo, como dijo el gran Miguel Hernández:
"No sé por qué, no sé por qué ni cómo, me perdono la vida cada día."


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