El rey se fue..

Hoy llueve, como en mi alma. Es curioso cuando la naturaleza refleja cómo te sientes por dentro. 
Salí al balcón a buscar aliento, a ver mis plantas y el cielo, a respirar aire fresco, a ver si el frío me hacía sentir algo.. cuando vi que el suelo estaba mojado, como mi almohada y la cantidad de pañuelos que reposan en la basura, como lloré sobre él mientras mi alma se desgarraba..
Miré el cielo, con nubes oscuras, como en este momento veo las cosas. El cielo tan nublado como mi mente, el sol tan tapado como parecen estar mis ilusiones hoy.
Se fue.. se esfumó en mis manos.. lo vi irse con la impotencia de no poder hacer nada, nada más que abrazarle.. La vida se fue entre mis brazos, mientras yo aullaba como una loba con su cachorro herido. Se fue entre mis sollozos, mis lágrimas, mis fuerzas, mi corazón..
Fui a verle, y la casualidad hizo que fuese justo ese el momento de irse. No quería creer lo que mis ojos y mi mente racional me decía, porque mi corazón volvió, como una infante más, a creer que su rey no podía derrocarse. Una vez ya lo creí, con todo mi corazón, y tardé años en asimilar que ese rey había abandonado la partida de ajedrez, que se acabaron los juegos, que la vida iba a ser más difícil y que hasta la torre más fuerte puede caer un día sin más. Y esta vez volví a creer como una niña, volví a pensar que no era real lo que estaba pasando, que era una pesadilla, que iba a despertar en cualquier momento y él seguiría ahí. Pero no.. se estaba yendo y yo no podía hacer nada.. y quise creer que quedaría en un susto. Quise creerlo tanto que casi no estaba ni asustada....al principio. Pero la realidad era cada vez más evidente, como cuando estás viendo una nube negra que comienza a cubrir la ciudad y sabes que la lluvia es inevitable. Solo pude estar ahí, mientras tú te ibas llevándote para siempre una parte de mí. Te abracé todo lo que pude, mientras negaba una y otra vez, mientras rezaba todo lo que sabía, mientras nos hundíamos, juntos. 
El rey se fue.. me dejó casi siete maravillosos años donde aprendí a amar, aprendí que una familia no tiene por qué ser de la misma especie, aprendí que se puede ser madre sin parir. Me dio unos recuerdos que jamás olvidaré, unas risas de las que siempre quedará el eco. 
Corre libre y feliz, mi querido rey, salta el arcoiris hasta volver a reunirte con tus dos inseparables compañeras. Conoce a tu abuelo, del que tanto te hablé. Llena tus pulmones a través de una naricita que ya no te atormentará más, come toda la verdura y fruta que quieras, tendrás los mejores pastos con los henos más sabrosos.. 
Gracias por haber formado parte de mi vida, y cuida esa parte de mi corazón que se va contigo, algún día espero volver a abrazarte.. Te quiero mi rey eterno.

Comentarios